Hoy quería hablar en mi artículo del concepto «medioambiental», la «viticultura ecológica» y el concepto de «biodiversidad». El término ecológico está muy quemado, personalmente prefiero denominarlo viticultura natural o tradicional. Es curioso que los agricultores ecológicos parece que tienen que justificar que trabajan de modo natural, cuando tenía que ser a la inversa, ser los que trabajan con elementos químicos los que deberían «levantar la mano».
Conociendo siempre lo que necesita el viñedo se debería evitar la utilización de fungicidas, herbicidas, fitosanitarios, etc. Poco a poco, nos han enfocado a un modus vivendi que hemos comprado: el miedo a lo natural y la permanente utilización de elementos químicos en los cultivos.
Lo ecológico parece un concepto nuevo, sin embargo es todo lo contrario, es recuperar el «bien hacer» del pasado, de nuestros padres y abuelos. Actualmente disponemos de tecnología para precisamente potenciar lo natural. ¿por qué tenemos que apoyarnos de elementos químicos para conservar un vino, una fruta o una patata? tenemos tecnología como cámaras de frío, transporte, acero inoxidable, conocimiento e I+D+I. El problema es que lo queremos comprar todo y no trabajar el campo naturalmente. La salud debería ser lo primero.
El trabajo de certificaciones ecológicas y biodinámicas en sus diferentes versiones son sobre todo naturales. Es decir no significa descartar únicamente los productos químicos o fitosanitarios para por ejemplo, matar la mala hierba o hierba no deseable. Como diría un hombre de campo, mala hierba no hay, sólo mala gente. Tiene que ir más allá, tenemos que hace un esfuerzo por mantener y saber respetar la cadena de biodiversidad.
Por ejemplo muchas veces se dice «tenemos un terruño maravilloso para plantar la viña» y yo me pregunto ¿y por qué lo matas? ¿por qué echas productos para matar la vida de ese terruño? porque donde hay plantas hay vida y lo que hace la vida es decir los microorganismos, es encargarse de convertir esos nutrientes y convertirlos en minerales que serán posteriormente absorbidos por la planta que irán a la uva y que transformarán el vino . Ese vino que luego nos bebemos y acaba en nuestro organismo (en nuestro riñón, en el hígado).
El de Biodiversidad es un concepto: deja hacer a la naturaleza que ella sola responde. Tenemos que dejar que haya insectos, levaduras, hongos, mohos, fermentaciones. Hay que dejar que se exprese el terreno. Este es el verdadero concepto del «Terrroir». De qué vale un terreno maravilloso si nos lo cargamos con productos químicos, si lo inertizamos y no se encuentra ser vivo alguno debajo. Eso es la agricultura ecológica o natural. En cualquier campo o producto que vaya a la cadena alimentaria tenemos que encontrar este equilibrio.
Si queremos mantener los insectos, la microfauna y microflora, tenemos que dejar los saltamontes, todo tipo de flores y hierbas. Los necesitamos cerca. Para que estos insectos y microfauna no se vayan de mi terruño tendré que hacer que estén cómodos y agusto, como si de un hotel se tratara. Habrá que tener ciertas plantas donde se encuentren cómodos y se hospeden a unos metros de los cultivos.
Si queremos atraer en un momento dado los insectos a la planta para contrarrestar por ejemplo el ataque de la araña, la podemos pulverizar con una infusión de canela. Al regar las viñas con canela los insectos acudirán felices a la planta. Las mariquitas son depredadoras y se comen los huevos que las arañas pusieron. En el momento que deje de interesar que la mariquita esté en la planta por estar en floración o por otras causas, se pulveriza sobre las plantas esta vez, una especie de infusión de vinagreta. En este momento el insecto abandonará nuestra planta y se irá a su hotel/residencia cercana, las plantas que hemos cultivado cerca de las viñas. Estas plantas pueden ser romeros, lavanda, árboles de fruta, árboles de flor, etc. En definitiva, volver al origen.
Otro tema importante para el cuidado del suelo es dejar cobertura vegetal entre las calles y que las plantas vayan creciendo. El suelo se recuperará y comenzará a tener vida. Podemos plantar trigo y antes de que salga el grano lo recortamos y lo envolvemos. Con ello conseguiremos una refermentación de la paja bajo de la tierra que le aportará a ésta numerosos nutrientes como el nitrógeno, evitando de esta forma comprar químico ya que lo hemos logrado de forma natural. El suele vive y cada vez será más resistente. Eso es lo natural.
También hay que evitar la adición de los sulfitos. Filtramos muchos vinos para evitar que haya botellas que salgan malas. Buscamos la estabilización de los vinos. Si el vino está elaborado de forma totalmente natural el vino es más estable, aguantando mucho mejor los viajes, etc. Este tipo de vino tiene mejor evolución en botella, ganando en estabilidad natural. Lógicamente el vino tiene una curva de maduración y consumo, pero estos vinos no caducan.
Es muy importante el término «me sienta bien». Todos hemos tomado algún vino que comentamos, «no sé lo que me pasa pero siempre con este vino si me lo tomo me sienta fatal…»
Es muy importante plantar el propio jardín de polinización para hacerse cada uno sus propias infusiones y no tener que comprar la cola de caballo, la ortiga o el ajenjo.
Con todo ello deberíamos minimizar la huella de carbono y también, como no, con la utilización de cristales más finos y no tan gordos. No hay mucha coherencia utilizar un vidrio con un grosor excesivo si un vino es orgánico o natural. Lo importante debe ser el vino.
Me gustaría hacer una mención especial a la Bodega Menade de la denominación de origen Rueda con la familia Sanz dirigiendo el barco y aplicando todas estas técnicas de una forma estricta consiguiendo unos vinos excepcionales, fruto de ese tesón y trabajo bien hecho. «La Tierra siempre te devuelve lo que tú le das».